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Re-conectarse en vacaciones

Por Yamila Conti

¿El destino de vacaciones es siempre el mismo? ¿Hay que elegir en base a lo qué fue el año o cómo queremos que sea el que comienza?

No soy de las que pueden planear a último momento más que una cena, así que imagínate que armar vacaciones en noviembre, menos. A lo sumo arranco en mayo para algo que va a ocurrir en enero o febrero del año próximo. Ya hablamos en @muydminasradio que la sensación de “vacacionar” comienza en la organización y se prolonga unas 3 semanas luego de volver, lo que me estaría dando una “sensación de vacaciones” de casi todo el año…así que no estaría tan mal la ecuación.

Volviendo a lo nuestro. Muchas veces la selección de destino es siempre la misma. Hay algunos que van por el mar, otros por la montaña; algunos encuentran en el contacto con la naturaleza la pausa esperada, otros que esperan las vacaciones para las salidas entre mil personas.

En mi caso estar con los pies en el agua y panza arriba en la arena es igual a descansar y cargarse de energía, por lo tanto, esa es la solución a un año de alto desgaste; en cambio, caminar por una ciudad, familia plantel completo, entrar a museos y levantarse temprano es, a priori, un plan cansador, por lo tanto pocas veces elegido.

Y ahí surgió mi pregunta: ¿para elegir la naturaleza, sea montaña, sierra o playa necesitamos una mente en paz para disfrutar, o por el contrario necesitamos una mente agitada que necesite calma?

Nunca me caractericé por ser una chica de calma. Cambié de carrera, de trabajos, me casé, me separé y me volví a juntar. Tengo una familia ensamblada y mis amigas son cosechas de distintas temporadas de siembra. Voy en búsqueda permanente.

El año pasado fue intenso, en todos los sentidos de la intensidad, y el 2018 pinta parecido, y me encontré organizando un viaje que requería de mucha cabeza despierta. Ciudades, caminatas, levantadas temprano, convivencia «fuerte» de plantel completo de familia, con cada integrante en modo acelerado por edades, eventos desafortunados y sustos.

Y esta vez la historia, el arte, los datos curiosos, estar en asombro permanente, fue motivador e hizo poner mi cabeza y corazón en movimiento. Cada uno se encontró en con una mirada con perspectiva distinta, y eso este año fue más atinado que las patas en la playa.

Las vacaciones, período de desconexión del trabajo y de las rutinas habituales, concluí que son momentos para descubrir una playa, perderse en una ciudad, encontrar a un otro, encontrarnos a nosotros mismos, charlas sin tiempos o hacer una simple visita muy anhelada.

Hace poco leí que Joe Robinson, autor del libro Work to Live, señala que “ansiamos psicológicamente las vacaciones, porque nuestras neuronas desean dos cosas más que nada para lograr la plenitud a largo plazo: novedades y desafíos. Las vacaciones ofrecen ambas cosas y en abundancia”. Y si se trata de plantel familiar ensamblado lo que sobraron fueron desafíos!